por Fabricio Monge
por Fabricio Monge
En las colonias españolas en América del siglo XVI el cristianismo era considerado e idealizado como el más alto grado de civilidad y cultura alcanzable para el ser humano, y las culturas americanas como la barbarie y el salvajismo. De esta forma incluso las grandes culturas de América, mínimo incurrían en ser bárbaras y paganas, es decir “no civilizadas”, por eso le correspondía a los católicos españoles el evangelizar y cristianizar a “estas gentes salvajes”, al menos esta era la idílica justificación española para la explotación laboral del indígena en la cruel realidad social de hispanoamérica.
En este contexto se institucionaliza la naboría o naborío como un reducto poblacional donde se recluía a los indígenas que eran el resultado natural de las encomiendas: la corona repartía un cierto número de indios entre colonos y hacendados españoles, nobles, hidalgos* o criollos, para su cristianización. Claro que esta cristianización debía de ser pagada por los aborígenes con su servicio personal en las haciendas o casas de “su señor”. El derecho español establecía que se les asignara una paga mínima, de la cual se les descontaba ropa y alimento, como casi siempre se sobre valoraba su costo real, eran los indígenas quienes terminaban endeudados con su amo. La mayoría de los naboríos estaban de servicio o “criados” en casas y haciendas de los señores hidalgos; muchos nacidos en condición de siervo fueron bautizados, hablaban español como su lengua materna y sus referentes culturales eran cristianos. Establecían su residencia en barrios o ghettos extramuros sin dejar nunca su condición de servidumbre. Se les unían ahí, otros indígenas que si bien no habían sido criados de servicio, habían sido capturados por los españoles para cumplir servicio con ellos; eran la mano de obra que requerían principalmente para el mantenimiento de las vías, acueductos, |
alcantarillas, acequias, la elaboración de tejas, ladrillos, cerámicas, canastos y demás requerimientos para mantener la urbe, así como funciones de agricultura para abastecer de hortalizas y frutas frescas a la ciudad.
Aunque la finalidad aparente que justificaba de la adscripción jurídica de un “naborío” era la de fomentar la educación cristiana del indio y su integración en los nuevos modos de vida cristianos, la realidad es que simplemente fue un solaz para explotarlos laboralmente y esto no los eximia tampoco del maltrato y la crueldad por parte de los señores. En la provincia colonial de Costa Rica La única naboría que existió fue en la ciudad de Cartago, situada al oeste, en las afueras del casco urbano -donde solo vivían los nobles, los hidalgos y criollos ricos de Cartago- era comúnmente llamada “Los Naboríos”, aunque el nombre oficial del pueblo eraSan Juan de Herrera de los Naboríos, al parecer porque el “benefactor” que construyó la ermita de madera, que permitía a los indios oír misa, era de apellido Herrera. Así pues, San Juan de Herrera de los Naboríos, fue fundado oficialmente en 1590. Para los españoles de la ciudad Cartago, la Naboría empezaba en la ermita de los indios que se encontraba ubicada aproximadamente 100m, al sur de la esquina de la actual Catedral de Nuestra señora del Carmen, y a partir de ahí, hacia el oeste, abarcaba el área de lo que hoy conocemos como el barrio el Molino, colindando con el actual Cementerio General, el poblado de Guadalupe y con el Tejar del Guarco al sur. De esta forma nuestra naboría, funcionaba igual a las otras Naborías de América, eran en la sociedad de castas de la America hispana un ghetto destinado a los indígenas que en la periferia de las ciudades de hidalgos españoles y criollos, estaban destinados a su servicio y explotación, en muchos casos a la crueldad y el maltrato por parte de los mismos. * literalmente 'hijo de algo' persona que por linaje pertenecía al estamento inferior de la nobleza española en América, fue sinónimo de noble, aunque coloquialmente se utilizaba el término para referirse a la nobleza no titulada posteriormente el contexto de la palabra llegaría a denotar “rico” o “riqueza”, y por lo tanto, en un principio, era sinónimo de hombre rico |